Consiste en el desarrollo de un proceso de formación juvenil con enfoque diferencial y derechos humanos, a través del reconocimiento crítico de las comunidades, la ciudad y la región, participando de un intercambio de saberes y de la realización de acciones de impacto comunitario y ciudadano.
Aquí se concibe a la ciudades y las regiones como el espacio de la escuela, con lo cual se permite vivenciar de primera mano aquellas realidades del territorio con sus oportunidades y retos para transformar.